Director: Jim Sheridan.
Otra buena película con un tema universal, la familia... Caín y Abel, mil veces llevado al cine y a la literatura, y siempre implicándonos.
La historia de dos hermanos, uno militar, como su padre, casado felizmente y padre de dos niñas, es el hombre recto y responsable que todos admiran, es Abel.
El otro, Caín, no acabó los estudios, es rebelde, pendenciero y acaba de salir de la cárcel por un atraco que cometió.
El militar es destinado a Afganistan, y en el transcurso de una misión es dado por muerto. Su hermano intentará ayudar a la familia a superar el trágico trance y poco a poco se produce la inversión, nadie es tan bueno, ni tan malo como parecemos, quizá el entorno también es importante.
Todos los actores se lucen en un buen guión donde los sentimientos afloran a ras de piel.
Los mejores momentos surgen entre los hermanos dramáticamente contenidos y hasta las dos niñas, dan otra vuelta más de tuerca a un guión técnicamente perfecto.
Un final abierto donde el espectador puede elegir la solución final según sus sentimientos.

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