Premio Alfaguara de Novela 2013.
Samuel es todo un buen burgués. Vive solo en un pequeño ático con terraza en pleno Madrid. Tiene parte de una pequeña empresa, ahora no muy bollante, pero que le permite llevar la vida que quiere, libremente sin ataduras, se acerca a la cuarentena solo y feliz, no necesita a nadie.
Una llamada telefónica, de un amigo, para él un desconocido, le anuncia que Clara ha muerto en un accidente. Una mujer a la que él no conoce, pero sí el otro Samuel con el que es confundido.
Acudirá al entierro de la desconocida que despertará su interés por Clara, la mujer fallecida y amante del Samuel verdadero.
Una trama rocambolesca que el autor transforma en naturalidad y actualidad, con unos volátiles diálogos que brillan como hace tiempo no ocurría en las letras españolas.
La historia atrapa, los personajes cobran vida y convencen al lector.
Lo mejor, los personajes secundarios que logran ser protagonistas, el verdadero Samuel, las diversas versiones de Clara, la madre del protagonista, su amigo y socio capitalista, la breve mención a la España actual, los brillantes y actuales diálogos.
Yo disfruté el alado monologo sobre el amor y el matrimonio.
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